lunes, 27 de mayo de 2013

Corazones artificiales. Impulsos de vida.

El documental Corazones artificiales acompaña en su día a día a Pedro Pérez, que recibió el primer corazón artificial definitivo implantado en España, y a Ángel Luis Sánchez, que fue sometido meses después a la misma intervención con un resultado también satisfactorio. Estos dos hombres llevan una turbina en el pecho y un pequeño ordenador en la cintura. Ambos están disfrutando de un tiempo con el que no contaban gracias a un sofisticado dispositivo que cuesta alrededor de 100.000 euros.

Pero también sigue viviendo gracias a una máquina un niño de 5 años llamado Pablo, un auxiliar de farmacia que se llama Antonio, o Pepa, una celadora cordobesa. Con 18 meses, Pablo tuvo que ser conectado a un corazón artificial temporal que le permitió esperar con vida la llegada de un órgano adecuado para el bebé. Igual le ocurrió a Antonio, que permaneció 23 días enchufado a una máquina y también fue trasplantado. Pepa, sin embargo, sigue con su propio corazón. Los médicos la conectaron a causa de una infección que le provocó una grave miocarditis y la máquina le ofreció el tiempo necesario para que su corazón se recuperase.

En el documental todos los protagonistas recuerdan los momentos en los que su única opción de salvar la vida fue conectarse a una máquina. Como ellos, todos los años decenas de españoles consiguen superar momentos críticos en lo que su corazón es incapaz de realizar su trabajo.

CORAZONES ARTIFICIALES. IMPULSOS DE VIDA


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